lunes, 18 de octubre de 2010

Alaska y su puñal.


Cuando lo dejas con alguien, y más si es como en mi caso que él te deja tiradísima a ti. Lo último que deseas que todo le vaya bien. Con lo que su séquito de bienaventuranzas y bondades varias que le brinda la vida o te suda la esquina del brazo, o más bien enfureces y convocas algún Satán para que le ajuste sus cuentas. Que para eso te rompió tu heard. Y aquella que diga lo contrario, miente. Falsa motivada que vende buenas personalidades. Si te deja. Ódiale. Es lo guay.
Y qué queréis que os diga? Que yo no me autofelicito porque él sea más feliz, que gane cincuenta concursos y que su nueva novia sea una rebel y haga fotografías infumables. Créanme.
Cierto es, que la envidia, que decía Alaska, es como un puñal. Pero poco me creo yo el tema redención o “podemos ser amigos”. Tan poco me lo creo, que desde aquí, le deseo que le sacudan tres huracanes la casa, que el pito se le quede lila hasta la posteridad y que Tata Golosa se le aparezca cada noche para susurrarle “los micrófonos”
Qué coño!

1 comentario:

  1. como que "heard"? Eso es oído! Te rompió el oído? No será "heart" que es corazón? xDD Muy chulo el blog

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