miércoles, 19 de enero de 2011

La ley Sinde.

Como se apruebe, es la estrella del carnaval. No me jodan, que intentarla disfrazar, cae y es de fijo. Le pondrán una túnica blanca, una calva y unas gafas doradas redonditas. Irá la ley Sinde de Gandhi, de salvadora del mundo cinematográfico. Además, si a la ley le maquillan los ojos en plan gitana de Hospitalet, le enzarzan unos zancos y un tanga fosforito puede ir de cabeza de caravana en Sitges y hasta ganar el show travolo de Las Palmas (máxima cobertura por nuestra televisión pública de cabecera). Podrían también comprarle una careta de esas ultra horteras venecianas que al pueblo pijo le ha dado por adjudicarse y enchufarlas en la pared del comedor. Qué cuki, qué dadaista. Podrían, pero esa vestimenta no pertoca. Venecia tiene mucho glamour, y aquí hay más caspa y más retórica de mierda. Más Carnaval de Las Palmas vaya. Retoques de última hora le dan. Como cuando ves a una pava en pijama y te preguntas si en la toallita desmaquillante perdió su dignidad de bella musa.
Cuando la Sinde se vaya a su puta casa con la ley debajo del brazo, tendrá que hacer reformas en su humilde morada. Para empezar tan grande es, tan del bien social, que por la puerta no cabe. Así que arco fuera y puerta de parking. Vaciará su inmensa estantería biblioteca de libros de Moccia y guiones manuscritos buenísimos de una espléndida sensibilidad social y la pondrá ahí. Al estilo caretas horteras de la ciudad del metro de río. Al marido le dirá: “cariño, he traído el pan y la ley”. Y como el pan es pan y la ley es ley, la mimarán aunque en la nueva puerta parking una multitud de chavales sin domesticar pidan que censuren las webs de su santo coño. “Fíjate cari, si la juventud de seriesyonkys está chunga, que llevan hasta caretas de V de Vendetta”
Las ballenas gordas americanas (más que peces) le pagaran a nuestra ministra favo un helicóptero privado para poder salir de jaus a firmar tranquilita manifiestos contra en catalán o todo lo que a cultura se refiera. Por el bien de España, claro. Los padres de su ley, que me lo dijo a mi Wikileaks, se inflarán a invitarla a Mcdonalds, Starbucks y conciertos de Lady Gaga. Todo muy american, muy cultural.
Y bueno, ella contenta se irá pal cielo. A Rocío Jurado le ponen una calle a su nombre. Y la Sinde, ley que se lleva. Eso, como mínimo es todo un honor cultural.



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